En este link les acercamos un interesante artículo aparecido en el blog La mente es maravillosa.
El foco del mismo está puesto en la importancia de la madre en la formación de sus hijos especialmente en los primeros años de vida. En los primeros años, la imagen de la madre y el desempeño ejercen una gran influencia en las futuras etapas del crecimiento. Y es ahí donde se vuelven notables las huellas que dejó en el niño aquella primera experiencia de amor. Porque, finalmente, se trata de esto: la experiencia del amor primera y más cercana que tenemos y de la que debemos hacernos cargo para bien o para mal posteriormente.
Por eso, aunque esta época es hostil a la maternidad y a las madres –algo que nos parece muy serio síntoma de desequilibrio- es tan necesario educarnos en cómo ser madres. Esto es muy difícil de lograr si simultáneamente no se comprende qué significa, qué responsabilidad implica ser padre también. E incluso, qué significa hoy el concepto familia; qué queremos decir con esa palabra tan vapuleada.
La sobre exigencia que tiene la mujer hoy, en el mundo actual, por cumplir con todos los roles que se le asignan causan evidentemente una tensión que no debería trasladarse al vínculo con los hijos. La súper madre, la eficaz ejecutiva, la mujer descontracturada que tiene tiempo para el cuidado de su salud y su cuerpo, la mujer que desea y quiere ser (es) atractiva, la que encuentra siempre soluciones eficaces para los desperfectos hogareños, la que tiene que aguantar un electrodoméstico como regalo del día de la madre, la que acude a los analgésicos de turno para llevar una vida intensa, la que debe(ría) permanecer siempre joven y sin arrugas…tantos roles tantos discursos publicitarios sobre sí no deberían impactar sin más, sin la reflexión adecuada en la vida personal.
Nos parece, entonces, apropiado ofrecerles este material de lectura para recordar siempre lo importante que es dar y transmitir amor a los hijos.
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