El docente e investigador Miguel Ángel Roldán ofrece su perspectiva de vasta experiencia sobre la vinculación del juego y los niños. Especialista en ludotecas expone su visión sobre la importancia de recuperar el juego junto a la comunidad para renovar las maneras de jugar de los más pequeños.
Por Javier Magistris
Desde su perspectiva, ¿qué sucede hoy con el juego en los niños?
La sociedad de consumo te
propone algo que es aislante. Ves que hoy los chicos aprietan un botón para
jugar. Pero ellos tienen derecho a jugar; tienen derecho a elegir a qué jugar.
Pero para elegir, tenés que conocer. Esa es la función de la escuela y de las
instituciones barriales. El juego forma. Y esa es una manera de construir
subjetividad; no identidad. Porque es el grupo que juega.
¿De qué manera cumplen esa función las escuelas e
instituciones?
El primer espacio de
alfabetización lúdica es la escuela y el barrio frente a una sociedad de
consumo que es virtual y aísla. Esta sociedad virtual genera el liberalismo y
nosotros tenemos que recuperar el nosotros. Porque el juego es un nosotros. Ahora,
eso se da desde la formación. Como profesor de la Universidad de La Pampa les
pido siempre a mis cursos que realicen un libro de juegos, una idea que
inventé. Cada alumno inventa un juego para un libro que arman por grupo. Un
libro con la tapa que tiene que explicar el título, un índice. El prólogo tiene
que fundamentar por qué es importante el juego y los beneficios de jugar en los
chicos, en la familia, en la institución, en el docente, en el trabajo
comunitario.
¿Cuál
es el objetivo de ese trabajo?
Aprender a detectar las
necesidades y el valor que torna el juego. El 70% de la formación docente se da
en lugar de trabajo. Tiene que haber acciones de formación institucional. Los
maestros no tienen criterios para la selección de juegos y juguetes. Hablo de
analfabetismo lúdico, no porque los docentes no conozcan juegos, sino porque no
tienen criterios para la selección de juegos y juguetes. Por eso trabajé mucho
tiempo en formación docente, dentro de las instituciones. En la formación, más
allá de lo teórico, apunto a que ellos descubran las cualidades de cada juego y
lo asocien con las necesidades y el potencial de los niños. Les insistía a las
docentes que tener buen criterio es fundamental porque si no el papá después
termina comprando el juguete chino, lo que no tiene sentido. Incluso, he dado
capacitaciones dentro de una juguetería. Citaba a los docentes en la puerta de
la juguetería, y le daba una indicación: seleccionar un juego que desarrollara
la creatividad. En ese momento ninguno de los participantes compraba nada, sin
embargo, la compra venía después de la experiencia.
¿Cómo se instrumenta esa capacitación sobre el juego y el
jugar?
Trabajé 10 años en el
Gobierno de la Ciudad, armando las juegotecas en el nivel inicial. En
la época de Aníbal Ibarra, me llamaron de la Dirección de Nivel Inicial para
instalar 70 juegotecas en la ciudad. los juegos eran los de la verdad. El de
tenis de mesa. A cada jardín se le entregaba un kit de juegos y de juguetes
comprados a fabricantes nacionales, productos de calidad. Con el cambio de
gobierno, también cambió la calidad de los productos. Hoy ese proyecto está
casi desactivado. Un cartelito “el chico tiene derecho a jugar”, pasa
desapercibido. En cambio, la idea de crear espacios para que el juego tenga
lugar en la escuela es muy importante.
¿Cómo reaccionaron las comunidades educativas a ese
proyecto?
Muy bien. La condición que
les ponía a las directoras era que si querían que las maestras jugaran ellas
debían jugar. Hacíamos un acompañamiento de tres meses con talleres para
recuperar ese lugar. El obstáculo era que los padres no participaban de la
escuela, entonces también hacíamos una jornada de juegos con los padres para
que vengan a jugar con los chicos. Incluíamos a los docentes además para que
supieran con qué criterio se arma una juegoteca.
¿Por qué hay esa distancia entre la institución educativa y el juego?
Está la institución y está
lo instituido en las instituciones. Y lo instituido es que jugar es perder el
tiempo. Pero hay que trabajar la fortaleza de jugar, la comunicación, el inicio
del lenguaje. Todo se puede hacer desde lo lúdico. Al juego le tiene que pasar
lo que le pasó a la literatura. Cuando empecé a trabajar como maestro en
González Catán si querías leer un cuento tenías que presentar el leccionario
del que habías elegido, trabajar contenidos de la materia. Pero en determinado
momento logramos imponer la hora del cuento; porque contar es contar. Se dedicaba
una hora a leer. Hoy está instalado que debe ser así. Hay que poner, entonces, la
hora del juego. El jugar se planifica, se organiza, sólo asocian el juego a un
determinado contenido y no al desarrollo del chico. Es una alternativa a la tecnología
y sus complicaciones.
¿Tuvo otras experiencias con juegotecas?
Armé la juegoteca para el hospital Garrahan Y ahí aprendí
que no hay nada más saludable que un chico jugando. Ahí no se encuentran chicos
que tengan un simple dolor de muelas. Era una caja con puerta, estantes, le
diseñé juegos a los costados y arriba y la empresa Bisonte regaló los juegos
que iban adentro. Ahí entendí la importancia del encuentro con el otro, porque hay
familias de todas las provincias, de todos los barrios, de poder adquisitivo
diferente.
Trabajé para la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) recorriendo distintos lugares del país. Diseñé para ellos la caja de juegos, el tambor de los juegos, la caja lúdica. Son los mismos juegos pero gigantes para que generen participación. Hoy hay que crear espacios de recuperación del juego buscando involucrar al otro.
Le interesa esa
recuperación del nosotros ¿por qué?
La idea es recuperar el encuentro familiar, lo comunitario. Por eso proponía, y sigo proponiendo armar juegotecas. En los 90 el Gobierno de la Ciudad armó en distintos parques la Carpa Cultural. Me llamaron para armar la de Parque Patricios. Me indicaron que tenía que hacer conexiones con las instituciones del barrio. Ahí fue cuando me contacté con Carlos Ruibal para armar la primera juegoteca móvil. La caja lúdica de la supervivencia. Porque vi el espacio y le dije a los funcionarios “ustedes hablan de cultura, tienen comida, teatro, plástica, música y no hay nada de juego”. No entendían de qué estaba hablando pero les expliqué que los pueblos se identifican también por sus juegos y juguetes, sus modos y formas de jugar. Resuelto ese tema, le cuento la idea a Carlos; lo invito a ver el espacio. Eran lonas de juego de 40 x 40 donde se recuperaban juegos del mundo. Los productos de Ruibal acompañaron ese evento. Yo creo que con eso logramos dar otra impronta al juego
¿Cuál sería esa
impronta?
El psicomotricista y escritor Daniel Calmels habla de
matriz lúdica que utiliza para el tratamiento de sus pacientes. Pero la matriz
lúdica social y comunitaria que se construye con el jugar es otra cosa. La
memoria emotiva, la matriz lúdica de nuestros padres es jugar a la bolita, la
payana, las figuritas. Pero los padres de ahora tienen otra, necesitan estar
más comunicados, se tiran al piso, interactúan con sus hijos. La costumbre de
jugar se pierde si no la cultivás. Es como la lectura. Y hoy los chicos
nuestros, necesitan seguir jugando, aunque haya cambiado la matriz de cómo
jugar. En una institución hicimos una evaluación de cómo recuperar la matriz
lúdica. Les propuse a docentes y padres hacer un museo espontáneo. Les pedí que
trajeran algún juego o juguete de su época para ver con qué y cómo jugaban. Y
empezaron a aparecer objetos, que permitían recuperar juegos, armar juegos,
construir juegos, comprar juegos con criterios propios de la comunidad. Enriquecíamos
la matriz lúdica para recuperar el jugar de otra manera.
Miguel Ángel Roldán. Profesor de Enseñanza Primaria (Esc. Normal Superior Mariano Acosta) con especialización en Formador de formadores (C.A.E.P.), Profesor Nacional de dibujo (Esc. Nac. Rogelio Yrurtia). Técnico en creatividad y Realizo una Tecnicatura en coordinación de grupos. Miembro Honorario de OMEP (Organización mundial para la educación preescolar) / I.P.A (asociación internacional por el derecho del niño a jugar) donde se formó como ludoeducador con la especialización en la Juego y juegotecas. / FLALU (Federación Latinoamericana de Ludotecas). Coordinador Pedagógico Del programa “Proyección lúdica en la acción” “juegotecas en el Nivel inicial” en la Dirección de Educación Inicial Secretaría de educación. GCBA Ministerio de Educación de C.A.B.A (2007-2017). Lutiher de juegos juguetes y juegotecas
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